Por Marcela Morales Gómez
Los medios de comunicación son fundamentales para la sociedad, mantienen la función de informar, entretener, educar y generar opinión, y son considerados un servicio público e imprescindible para la construcción de una sociedad.
Detrás de lo que perciben los lectores, televidentes, oyentes o usuarios de redes sociales, se encuentran las industrias de comunicación, que funcionan mediante el talento y las grandes inversiones en la tecnología que se requiere para dar lugar a productos de información, actualidad, entretenimiento, cultura y ciencia.
Para circular, un diario necesita un grupo de redactores, medios de impresión, como una rotativa; producir un noticiero o un programa de entretenimiento requiere reporteros, técnicos, cámaras, sonido, luces, sistemas de posproducción, además de una infraestructura de trasmisión, por lo general, antenas en los puntos más altos de la geografía. En la radio, de igual manera, se requiere talento, los equipos de transmisión que emiten sus señales a través del espectro electromagnético que hace realidad el viaje de las ondas hertzianas; al igual que el cine, que cada vez sofistica más su producción con cámaras y equipos de animación y efectos especiales que dan lugar a la magia de la gran pantalla.
Toda la infraestructura anterior requiere ser protegida, no solo por su alto valor económico, sino también porque está al servicio de la sociedad. Cualquier eventualidad puede poner en riesgo la regularidad de un medio, o el lanzamiento de un producto de comunicación, con las nefastas consecuencias que conlleva. Resolver una contingencia cuando se genera un daño en una antena o un sistema de televisión, por lo general, no es algo que se pueda resolver con inmediatez, ya que normalmente no son tecnologías nacionales, por lo que se requiere tiempo y trámites. Los medios casi siempre cuentan con sistemas que permiten soluciones alternas, pero, aún así, no dejan de generarse situaciones inesperadas.
De otro lado, por el poder que representan los medios de comunicación son altamente susceptibles a aglomeraciones, motines e, incluso, problemas de orden público. Esto sucede porque alrededor de ellos se mueven artistas o deportistas que generan fanatismo, figuras públicas, o solo por el interés de acceder a un medio con un propósito ideológico o político. Es aquí donde se hace necesaria una empresa de seguridad especializada en el manejo de los protocolos que requiere una actividad tan diversa como lo es la industria de los medios de comunicación.