Por Patricia Bejarano
Aunque las cifras de los delitos cibernéticos están superando los actos delictivos en las ciudades de Colombia, debido a la pandemia provocada por la covid-19, los robos en propiedad horizontal siguen su marcha por cuenta de las bandas organizadas, cada vez más fortalecidas. Así, la vulnerabilidad de los ciudadanos se presenta hasta en sus propias casas y apartamentos.
Sin embargo, existen soluciones que les pueden poner fin a los riesgos que conlleva la inseguridad en la propiedad horizontal, pues es frecuente el acceso de sus moradores, visitantes y terceros. Una de ellas es contar con la protección de empresas de vigilancia privada, avaladas por la Superintendencia de Vigilancia y Seguridad Privada, especializadas en mitigar y contrarrestar actos delictivos para recuperar la confianza, pues las amenazas de robo, hurto y extorsión parecen no tener límites.
Un ejemplo contundente es la nueva modalidad de robo a través del servicio domiciliario, que los delincuentes usan para camuflarse y cometer sus delitos. Pero eso no es todo. Hace poco se conoció, a través de los medios de comunicación, que las bandas organizadas utilizan vehículos blindados, motos y armas de alto alcance para amenazar la tranquilidad de los habitantes de conjuntos residenciales.
En este contexto, la necesidad de buscar personal capacitado para evitar estos riesgos se hace cada vez más necesaria. Johan Avendaño, especialista en políticas públicas y analista de temas de seguridad, en entrevista a Canal Capital, comentó que vienen nuevas modalidades delictivas por cuenta de bandas organizadas que fortalecen, cada vez más, sus objetivos de ataque.
Por esta razón, es fundamental que los conjuntos residenciales cuenten con empresas de vigilancia privada altamente calificadas para controlar, prevenir, detener, disminuir o disuadir los atentados o amenazas que puedan afectar la seguridad, a través de guardas y vigilantes altamente capacitados, y medios tecnológicos que cubran y resguarden las zonas comunes de las viviendas, para evitar incursiones masivas a los apartamentos.
De hecho, los altos índices de inseguridad y la localización geográfica de algunas zonas residenciales han obligado a que se establezcan frentes de seguridad consistentes, a través de la agrupación de varios conjuntos residenciales para integrar capacidades de control frente a las amenazas. Paralelamente, es importante consolidar alianzas de cooperación con la Red de Apoyo y Solidaridad Ciudadana y el Frente de Seguridad Empresarial de la Policía Nacional, para desarrollar un trabajo mancomunado e integral contra la delincuencia.
En el entorno residencial también es imprescindible contar con vigilantes que, primero, sean cordiales, reconozcan a los residentes y que cumplan con los protocolos, procedimientos y consignas que tienen a su cargo; y, segundo, que cuenten con la capacidad para reconocer y actuar eficazmente ante las amenazas, para garantizar el bienestar y la seguridad de los residentes.
En cuanto a los medios tecnológicos, los conjuntos residenciales deben contar con sistemas de CCTV y de control para el acceso peatonal y vehicular. De esta manera, se podrá controlar, efectiva y eficazmente, las acciones de la delincuencia.